Cuando la empresa sale del clóset. Una mirada a la Cámara de Comercio LGTB Peruana

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Fotos y texto Crissthian Manuel Olivera Fuentes. Publicado el 10 de enero de 2015 en la antigua página web de Crónicas de la Diversidad


Por qué una Cámara de Comercio LGBTI

Para muchas personas el crear una Cámara de Comercio que agrupe a diversas iniciativas empresariales de o para personas LGBTI podría constituir una especie de gueto. Sin embargo, tal experiencia ya existe en el Perú y su director, Arnaldo Vílchez, nos habló sobre la pertinencia y los objetivos que persigue la Cámara de Comercio LGTB Peruana durante su presentación en sociedad el pasado 20 de diciembre.

Creo que estamos trabajando emprendimientos aislados y sumándolos podríamos decirle al Gobierno que existimos como grupo económico. El hecho de tener la Cámara es agrupar emprendedores, profesionales y empresarios de la comunidad no heterosexual y aquellos friendly que quieran brindar sus productos hacia la comunidad LGBT”, explica Vílchez.

Presentación de la Cámara de Comercio LGTB Peruana a cargo de su presidente.

La iniciativa toma forma

Debo reconocer que durante la creación de la campaña Úsame, la primera en Perú sobre prevención del VIH y uso del condón en base a la responsabilidad social empresarial LGBT, quienes estuvimos involucrados planteamos de manera intuitiva la necesidad de una Cámara de Comercio LGTB.

Una de las motivaciones iniciales fue la necesidad de la formalización de negocios como videos, saunas y discotecas ante la autoridad municipal respectiva. Y es que en diversas ocasiones, con participación de la Policía Nacional del Perú, se allanaban algunos de los locales de socialización LGBTI bajo el argumento de que en ellos se practicaba la prostitución y la venta de drogas, pretexto que pretendía validar un imaginario social homofóbico y violaciones a la integridad física y moral tanto del público asistente como de los/as propietarios/as.

La idea sería finalmente concretada por Vílchez y compañía, quienes se inspiraron en los modelos de Cámaras de Comercio LGBT de la región. La idea surgió en Madrid, durante un evento de agencias de viaje para público LGBTI.

Avanzamos un borrador de la Cámara hasta septiembre, cuando la Cámara de Comercio LGBT Americana visitó Perú y nos contactaron para estudiar lo que ya teníamos avanzado, intercambiamos experiencias y revisamos estatutos. Ya en diciembre ingresamos formalmente la Cámara a Registros Públicos”, nos cuenta Vílchez.

Si bien la Cámara se lanzará formalmente en enero de 2015, en diciembre tenía ya 20 afiliados/as, lo que le es bastante auspicioso y revela la expectativa que ha generado. De hecho, según Vílchez, cuenta con el apoyo político del congresista gay Carlos Bruce y de Luisa Revilla, regidora trans del distrito de La Esperanza (Trujillo).

Vílchez es optimista pues considera que si en Colombia, con una realidad parecida a la peruana, fue posible una Cámara de Comercio LGTB, el éxito está garantizado en Perú.

Sin ánimo de ser aguafiestas y reconociendo que existen similitudes, la realidad de los/as LGBTI peruanos/as es muy distinta a la de la mayoría de países latinoamericanos por la falta de leyes y nomas nacionales de protección explicita de derechos y de políticas públicas orientadas a reconocer, promover y garantizar nuestros derechos.

En Colombia los/as LGBTI tienen un conjunto de derechos reconocidos a través de una serie de sentencias de su Corte Constitucional, que son todo un ejemplo para Latinoamérica, mientras que su capital, Bogotá, tiene una política pública municipal sin precedentes a favor de sus ciudadanos/as sexualmente diversos/as.

Argentina, por mencionar otro caso, tiene la ley de matrimonio igualitario y de reconocimiento de la identidad de las personas trans más avanzadas del mundo. De hecho, su apogeo como destino turístico LGBTI fue creciendo desde la aprobación de la unión civil y se consolidó luego con estas leyes.

Acá en Perú el Estado, salvo excepciones (sobre todo a nivel local), se ha negado sistemáticamente a reconocer y proteger los derechos de los/as LGBTI. El proyecto de Unión Civil no ha querido ser debatido hasta ahora en el Congreso y el Ministerio de Justicia nos eliminó del último Plan Nacional de Derechos Humanos.

Ojalá que la iniciativa de la Cámara de Comercio LGTB pueda ser exitosa a pesar de no tener un marco jurídico, político ni social favorable a las personas sexualmente diversas. Vencer esos obstáculos será su principal y constante reto.

Beneficios de la afiliación

A través de la Cámara se podrá posicionar su negocio o emprendimiento “Es hacer que entre personas de diversos círculos hagan match y networking y que en algún momento puedan hacer negocios juntos. Si mantienes contacto continuo y recibes herramientas de posicionamiento en web y redes pueda ser que tu negocio empiece a despegar. La idea es que haya movimiento de dinero dentro de nuestra propia comunidad”, sostiene Vílchez.

La Cámara también le ofrecerá herramientas para la profesionalización y formalización, lo cual da un mayor acceso al mercado y permite contactar con empresas formales. Vílchez cuenta que la Cámara LGTB Peruana tiene acuerdos con sus símiles de EE.UU., ColombiaArgentina y México para hacer intercambio de proveedores bajo el programa de “Proveedores Diversos”, en el que existe un cupo para cada país.

Digamos que si en México necesitan un traductor y no lo tienen disponible hay una cuota abierta para peruanos. Y con México y Colombia trabajamos el tema de recurso humano por vía la Alianza del Pacífico, que nos permite movilización de personas sin tanto trámite para el tema de trabajo”, nos explica Vílchez.

Además, se les prestará las instalaciones de la Cámara a los/as afiliados/as que lo requieran y así cierren su negocio o empiecen a contactar gente.

Emprendedores/as LGBTI presentes en la presentación de la Cámara.

Caracterización del empresariado y público LGBT

Según Vílchez, el empresariado no heterosexual está fundamentalmente en la microempresa (MYPE) informal. Él nos comenta que dentro de su mapeo “el 40% se dedica a ventas retail on line, estamos hablando de suvenires o accesorios para oficina orientados al público LGBT. Luego viene un 20% del sector turismo y el resto son servicios profesionales: consultorías en contabilidad, finanzas, traducciones y cosas similares”.

Iniciativas como las de la Cámara de Comercio LGTB pueden ayudar a superar la valla de los tres años de vida estimada para la mayoría de las MYPES. Según ESAN, el promedio de vida de este tipo de negocios no supera los tres años y medio, mientras que la Cámara de Comercio de Lima estima que el 70% de MYPES desaparecen antes de concluir el tercer año de operación.

La poca viabilidad se debe fundamentalmente a la informalidad (escasa cultura de pago de impuestos, falta de disciplina de los/as emprendedores/as en el registro de sus operaciones comerciales, etc.), que según cifras del 2012 del Ministerio del Trabajo y Promoción del Empleo era de 58.2%.

La Cámara está coordinando con Promperu un evento para lanzar la marca Perú Friendly dirigida al público LGBTI internacional. “En el tema de turismo este año la proyección era crecer 7% y hemos crecido solo 1.96%. Tenemos que atraer a este público LGBT, que viaja cinco veces al año y de esas cinco tres lo hace por placer, no tiene una estacionalidad porque al no tener hijos no debe esperar las vacaciones escolares para salir de viaje, es un mercado muy atractivo y deja muchos más ingresos que el mercado tradicional”, nos cuenta Vílchez.

Sin embargo, él no deja de ser consciente de que no se puede generalizar y esa realidad se aplica solo a un determinado grupo dentro de la comunidad LGBTI más favorecida y con mayores oportunidades.

Para Vílchez: “si hablamos de clase media, la única diferencia de gais y lesbianas con el público heterosexual es que los ingresos que tenemos son compartidos entre dos, no son ingresos para familia y no tenemos que separar dinero para los hijos y podemos utilizarlo en otras cosas, como adquirir mucho más rápido vivienda o un auto. La mayoría de gais y lesbianas actualmente terminan sus profesiones a los 22 o 23 años, a los 25 ya tienen un auto y están pensando en un departamento”.

Esta afirmación puede tener dos miradas críticas dentro de la complejidad y diversidad en la que se desenvuelven las personas LGBTI en Perú.

Por un lado, aunque no hay estudios al respecto, la experiencia cotidiana nos indica que muchas personas sexualmente diversas hemos conformado nuestras familias de muchas formas, algunas con hijos/as de por medio y en otras asumiendo la responsabilidad del cuidado de los padres y madres adultos mayores.

Por otro lado, las aspiraciones a una vivienda digna, derecho que todos/as tenemos, se ven truncadas por la falta de iniciativas estatales y privadas que reconozcan la realidad de las parejas no heterosexuales. El programa Mi Vivienda y el sector inmobiliario debieran fomentar el acceso a créditos para la comunidad LGTB, mientras que el Instituto Nacional de Estadística e Informática tendría que incluirnos en los siguientes censos para saber con mayor precisión las características demográficas que permitan orientar e implementar políticas públicas en trabajo, vivienda, educación, salud, etc.

Responsabilidad social empresarial

Otro de los temas a trabajar por la Cámara será la responsabilidad social empresarial, para lo cual contarán con el apoyo de IBM, empresa que tiene mucha experiencia en ese ámbito. “Esperamos que ellos aporten directamente en este tema. Hay muchos que lucran con nuestra comunidad y pocos que aportan con nuestra causa. Por ende, lo que estamos buscando son alianzas corporativas”, asegura Vílchez.

Experiencias previas sobre emprendimientos con la comunidad LGTB

Los proyectos de V y VI Ronda del Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, implementados en Perú entre 2006 y 2012, propiciaron la creación de MYPES de personas con VIH/sida y también dentro de la comunidad LGBTI.

Según un estudio elaborado entre abril y agosto de 2011 por Ruth Ramos y Mary Vigil, por encargo del Movimiento Homosexual de Lima (MHOL), la V Ronda creó o formalizó 71 MYPES (a cargo del Consorcio Fortaleza) y la VI Ronda impulsó 24 iniciativas empresariales (a cargo del Consorcio inicialmente formado por Vía Libre, MHOL, INPPARES y PROSA, en alianza con ALTERNATIVA).

De las 71 MYPES de la V Ronda, solo el 10% funcionaba formalmente y 14.08% cumplía con sus obligaciones tributarias, mientras que de las 29 MYPES de la VI Ronda, el 79% habían logrado viabilidad a largo plazo.

Entre las principales recomendaciones del estudio tenemos: promover la formalización de los/as microempresarios/as, que estos/as reciban asistencia técnica, accedan a fondos concursables y de innovación, capacitarles en herramientas de internet, gestión financiera y contable, estrategias comerciales y técnicas de venta, así como motivarles a que establezcan alianzas estratégicas con otros emprendimientos.

Así mismo, en la Fase I de la X Ronda (a cargo del Consorcio Diversidad), se capacitó a 57 mujeres trans, principalmente de sectores socioeconómicos “C” y “D”, en talleres e microempresas y se logró que cada una generara su plan de negocio. Este componente estuvo a cargo del Instituto Runa.

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