Por Vero Ferrari
El 30 de julio de este año, el Tercer Juzgado Transitorio de la Corte Superior de Lima reconoció los derechos del obstetra Eidan Kaletb, una persona intersexual, que inició una demanda de amparo en 2017, para que se corrija el error cometido al momento de inscribirlo como de sexo femenino en su Cédula de Nacido Vivo.
En la sentencia, la Corte declara la existencia de un estado de cosas inconstitucional ante la ausencia de un procedimiento administrativo que permita el cambio de los prenombres, el sexo y la imagen en los DNI y demás registros públicos de las personas trans e intersexuales por constituirse violación sistemática al derecho a la identidad (de género) y libre desarrollo de la personalidad. Y ordena al RENIEC que, en el plazo máximo de un año, cumpla con implementar un procedimiento administrativo de acuerdo con los estándares de la CIDH.
Lamentablemente, a pesar de que Reniec solo debe apelar cuando se afecten los intereses del Estado, ha apelado la decisión de la Corte, y ahora se viene nuevamente otra dilatación para alcanzar los derechos tan urgentes que necesitan las personas trans e intersex.
Una vida intersexual
En el documento legal, el profesional narra los problemas que ha tenido que enfrentar por la asignación equivocada de un sexo debido a la percepción equivocada de la persona que atendió a su madre el día de su nacimiento (8 de febrero de 1981). Según cuenta, esta persona determinó que Eidan Kaletb era una niña, por lo que fue registrado con los nombres S. Y. y se le asignó el sexo femenino en su partida de nacimiento. Y como niña fue tratada toda su niñez y adolescencia, a pesar de su resistencia, pues nunca se sintió identificado con los roles que debían asumir las mujeres, ni en vestimenta ni en comportamiento, que más bien le generaban aversión.
El demandante señaló que la diferencia más notoria, y que fue advertida de forma temprana, estaba referida a su propio cuerpo, pues no se ajustaba a la morfología femenina y conforme iba creciendo, notaba que sus genitales ya no tenían apariencia de vulva sino de pene. Además, siempre había rechazado la identidad de género impuesta, pues se sentía como una persona de sexo masculino.
Al llegar a Lima para empezar su vida universitaria, empezó a ajustar su expresión de género a su autopercepción, por lo que dejó la apariencia femenina y asumió una masculina, para dejar atrás la angustia y humillación que le producía un género con el que no se identificaba. Es ahí cuando se identifica como Eidan Kaletb.
A pesar de asumir su nueva identidad, siempre mantuvo la incertidumbre sobre lo que le pasaba, por lo que primero creyó que era lesbiana y luego un hombre trans, pero debido a los conocimientos que iba ganando en su carrera de Obstetricia, decidió realizarse un examen de cariotipo que arrojó 46 cromosomas de distribución masculina XY. Es decir, su asignación como de sexo femenino había sido totalmente arbitraria e injustificada, lo que le había perjudicado la vida por décadas, pues lo que él presentaba era una hipospadia, situación en la que los genitales difieren de los estándares esperados porque no hay descenso de gónadas (criptorquidea), esto y la asunción de que solo existen dos únicas expresiones corporales (masculino y femenino) llevaron a la partera a asignarle el sexo equivocado al nacer.
Lo que demuestra que pesan más las consideraciones externas de los genitales al momento de asignar el sexo a lxs recién nacidxs, y depende casi completamente de las percepciones del personal de salud presente en el nacimiento y su posterior registro.
Sobre su caso, Eidan sostiene que la asignación social y legal del sexo femenino y los prenombres femeninos en su DNI lo han sometido a diversas formas de maltrato y discriminación en su vida cotidiana, debido a que la expresión de su género no se condice al sexo asignado en su DNI. Cuenta también que en su etapa universitaria era llamado por el sexo impuesto al nacer, lo que era humillante para él y lo disuadía de seguir alguna especialidad o posgrado. Precisa, además, que en su título de bachiller y licenciatura figura como una persona del sexo femenino, lo que repercute en los distintos aspectos de su vida cotidiana.
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