Por Movimiento Maricas Bolivia
Lesbiana, feminista, antiespecista y quechua, así se define Silene Salazar Huarita mientras comienza el relato de la conformación de sus identidades. Identidades atravesadas por procesos migratorios que llevaron a su familia de la población de Challapata – Oruro a la ciudad de El Alto, hace 30 años, y de ahí a la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, cuando adolescente y en toda la flor de su ser marimacha. Silene habla de momentos constitutivos en su ser lesbiana a los 15 años de edad, entre las reacciones de asombro y decepción de su familia, pero no es hasta el año 2008 que se asume lesbiana pública a través de la Red de Mujeres Lesbianas y Bisexuales de Bolivia. Colectiva hecha de sueños de mujeres inconformes que cuestionaban el machismo de las agrupaciones LGBTI, lideradas por hombres gais, y que se planteaban la urgencia de formar liderazgos de mujeres lesbianas.
Desde ese año la Red LB Bol inicia su camino ante el asombro y la discriminación de hombres gais que cuestionaban a Silene por ser colla, por ser joven, por ser mujer y por atreverse a desestabilizar la hegemonía masculina en los liderazgos LGBTI de Bolivia. El camino pedregoso en el movimiento LGBTI llevó a Silene a encontrarse y ser encontrada por el feminismo, a leer la vida y el activismo lésbico desde la mirada feminista, a decidir apartarse del activismo LGBTI y plantearse como lesbiana pública y feminista. Los azares de la vida, siempre inciertos, llevan a Silene a Estados Unidos y con ese viaje brota la categoría “latina” que Silene descubre en la voz y señalamiento de todas las personas a su alrededor. Desde esa identidad latina, migrante y boliviana Silene se pregunta ¿de dónde realmente vengo?, y recuerda a su madre quechua hablante negándole el idioma, momento constitutivo para asumir su identidad quechua como parte de su lucha lésbica – feminista. Un nuevo camino y un nuevo andar, recuerda Silene mientras conjura el legado feminista de mujeres latinoamericanas y bolivianas que hacen de su camino un andar en solidaridad.
Y mientras se le quiebra la voz, antes de concedernos la entrevista, Silene lee un fragmento del poema de Karina Vergara Sánchez que dice “Soy india, morena, chata de la cara, en un país obsesivamente racista. Soy lesbiana en una nación que compulsivamente me persigue. Soy gorda en la cuna de la tortura estética, de la anorexia y de la bulimia. Soy pobre en un planeta donde comen migajas tantos millones de pobres. Soy feminista en una tierra hostil a la palabra mujer. Soy mujer en un tiempo en que el feminicidio nos ha vuelto desechables…” y continua leyendo y perdiéndose en la voz de otra mujer y otras mujeres que, como ancestras, guían sus andares por la vida.
¿Qué significa nombrarse india o indígena hoy en Bolivia?
Creo que nombrarse india hoy en Bolivia ha cambiado mucho a partir del gobierno de Evo Morales. Yo creo que tiene otro significado [menos discriminatorio] del que tenía antes. Sin embargo, también depende en qué esfera te mueves, en qué movimiento estas activando. Yo creo que tiene varios significados dependiendo de los contextos que cada uno vive y activa.
¿Cómo el mundo indígena, los usos, las costumbres y tradiciones, está reforzando el patriarcado?
En el mundo indio igual hay mucho machismo, el patriarcado es un sistema que está encima de todos y todas. Para mí es muy fuerte el tema de la división del trabajo en el mundo indio porque el rol de la mujer es nacer, parir, tener hijos y con una fuerte carga de trabajo. Una carga de trabajo que todavía no se reconoce y una tiene que hacer, prácticamente, todo en la casa, [además del trabajo agrícola o de campo]. Eso es algo que en lo urbano ha cambiado un poco [por la misma rebeldía y lucha de las mujeres], pero en las comunidades sigue habiendo esa división, muy fuerte.
¿Este mundo indio, que reproduce el machismo y desplaza a las mujeres, cómo está violentando el cuerpo y la sexualidad de las mujeres?
El sistema te arrincona a vivir en un solo modelo [heterosexual], [desplaza a las mujeres] a un solo rol, cuya consecuencia es la división del trabajo y la obligatoriedad de parir. Negarse a parir es una ofensa máxima a la comunidad porque estas negando tu rol de mujer, entonces, eso te aparta de la comunidad. [En el caso de las lesbianas] el negarse a parir e identificarse como lesbiana te exilia de la comunidad, de donde yo vengo, difícilmente te van a aceptar [o siquiera respetar]. La división del trabajo es algo [que se enseña a las niñas desde muy temprana edad] y una piensa que tiene que seguir reproduciendo ese rol. Puede una irse de la comunidad, migrar a la ciudad, vivir de otra manera, pero deconstruir todo este sentido de [obligatoriedades heterosexuales del rol femenino] que está en la memoria de las mujeres, nuestras madres y abuelas, es muy complicado y difícil.
¿Cómo se enfrentan las mujeres indias, lesbianas, a este sistema patriarcal de opresión?, ¿qué violencias hay contra el cuerpo de las mujeres?
Es una violencia frontal, la obligatoriedad de parir. Es algo que se ha hablado estos años pero tiene otro trasfondo [en el mundo indio], aunque debería asumirse el lema de “es tu cuerpo, es tu decisión”. Pero si eso cuesta entender en contextos urbanos entender en las comunidades indígenas es más terrible porque el significado del cuerpo de la mujer tiene otro sentido. Es una violencia fuerte contra la homosexualidad de una, a los derechos sexuales y reproductivos, porque una está obligada a parir en el modelo heterosexual. Y luego, al identificarse una como lesbiana, estar obligada a vivir una vida heterosexual, reprimirse para toda la vida.
¿Las lesbianas, muy ligadas al feminismo, se rebelan a estas imposiciones heterosexuales, por qué es importante nombrarse india y lesbiana y viceversa?
Nombrarse lesbiana es un revelarse a toda la heteronorma, rebelarse a todo el sistema patriarcal. Desde tu cuerpo enuncias que no vas hacer caso a un rol heteronormativo, que no vas a hacer caso a esa obligatoriedad de parir, te rebelas a todo eso. La mayoría de las mujeres lesbianas que no entran en el rol femenino caminan por las calles visibilizando un ejercicio político de rebelión. Y desde el feminismo buscar la autonomía de nuestros cuerpos, una autonomía de nuestros cuerpos en el ámbito laboral, sexual, público, político, etc. Por otro lado, enunciarse como india y lesbiana es importante para romper esos estigmas de clase, porque hay mucho clasismo [y racismo] en los movimientos feministas y movimientos LGBTI. Entonces, no es solamente rebelarse como lesbiana sino también reconocer de dónde vienes, qué y quién eres, significa lo que una es, como parte de reivindicar el cuerpo [la sexualidad] y el origen.
¿Qué pasa en Bolivia y en latinoamericana, el ambiente, activismo, LGBTI está pensando lo indio, lo indígena o se desentiende de ello?
Yo creo que el tema indígena no es parte de la agenda del movimiento LGBTI porque, primero, tendría que llegar a un punto de reconocer que existe clasismo [y racismo en el ambiente]. Y eso no es algo que esta aceptado por toda la gente que activa en el movimiento LGBTI. Es más fácil dar vuelta la cara y mirar otras luchas, como el matrimonio igualitario, que tiene que ver con privilegios también. Tenemos que aprender, como movimiento LGBTI, que la posición no es solamente decir que somos los oprimidos sino que existe una determinada población con privilegios, privilegio de tener buena educación, de vivir en un cierto lugar, etc. Hasta que no haya ese entendimiento, por parte del movimiento LGBTI, de lo que son los privilegios y las opresiones, y hasta que lo comprendan, recién se hablará del tema [indígena], pero no es prioridad para la agenda LGBTI ahora.
¿A quiénes aglutina la Red LB Bol, cómo está conformada, qué voces y qué luchas congrega?
La Red Mujeres Lesbianas y Bisexuales de Bolivia / Red LB Bol nace para hacer frente al machismo que existía, y aún existe, en el movimiento LGBTI. Nace porque hace 10 años no había líderes lesbianas públicas que digan soy lesbiana, soy pública y tengo una voz. Además, porque en la historia del movimiento [LGBTI en Bolivia] hubo machismo que se manifestaba en excluir a las mujeres o ponerlas carteras de secretarías secundarias. Lugares donde se les decía: “este es tu lugar pero de aquí no te mueves y tampoco te doy el micrófono para que hables”. La Red LB Bol nace el 2008 ante esa necesidad [de cuestionar esas prácticas machistas], varios años activa desde un lugar de [defensa de derechos humanos] aliado a organizaciones LGBTI y hace pocos años cambia su rumbo para aliarse con organizaciones feministas. Porque no podemos hacer nuestro activismo si no reconocemos nuestro ser mujer, nuestro ser lesbiana y todas las identidades que atraviesan nuestros cuerpos. De ahí nace la Red LB Bol y ahora está articulando con organizaciones feministas y si hay actividades con el movimiento LGBTI. Nuestro principal objetivo es crear y articular espacios de reflexión para todo tipo de mujeres, yo no soy la única mujer que me identifico como india y lesbiana. En la Red LB Bol hay compañeras en Cochabamba, en Santa Cruz hay una compañera que se identifica parte del pueblo indígena movima, entonces estamos intentando traer esta charla dentro de nuestras esferas. Pero no tanto a la agenda LGBTI, creo que es más complicado y no es nuestro deber educar a otros hombres.
Apthapi: reflexiones en torno a las identidades indígenas y diversidades sexuales y de género en Bolivia.
Fotografía: “Todas las voces de las ancestras”