Por Gustavo Ochoa
El colectivo teatral Telón mestizo ha puesto, durante todos los viernes y sábados de noviembre, la micro-obra de teatro Relación abierta en la librería Casa tomada de San Isidro. Crónicas de la Diversidad me extendió la invitación para asistir y este es un breve comentario a propósito de ella.
Mientras esperan un taxi y estando a punto de irse de viaje, Andrés y Víctor, una pareja de chicos gays, se enfrascan en una discusión sobre sus amistades y la poca conexión que logran establecer con ellas. Por un lado, Víctor cede a viajar con lxs amigxs de su pareja aunque no le agradan del todo y, por otro lado, Andrés rechaza vincularse con lxs amigxs de su novio, porque no conecta con sus estilos de vida ni sus dinámicas sexuales. La discusión se acalora más cuando en el intercambio surge la historia de Martín, amigo de Víctor y quien tiene una relación abierta con su pareja. Víctor defiende la idea de amar a otra persona sin sujetarse a ataduras morales ni lazos estrictos, mientras que Andrés rechaza esta forma de vivir. La discusión crecerá desatando un conflicto de posturas y, a su vez, confesiones.
Relación abierta es una obra que, en su brevedad, propone un tema universal y todavía tabú, el conflicto de vivir o no en monogamia. No serán pocas las personas que se sientan identificadas ante este conflicto. Sea cual sea su posicionamiento, incluso fuera de la controversia, la debacle en la relación de Andrés y Víctor pone en jaque las perspectivas de sus espectadorxs y lxs obliga a reflexionar sobre el tema. La dirección de Draco Santos, sencilla y efectiva, reposa en sus dos actores el manejo in crescendo de las emociones de sus personajes para transmitir ese desequilibrio que puede sentir alguien al encontrarse en un fuerte desacuerdo con la persona que ama. Con tendencia al humor, la puesta intenta, también, ser inmersiva y jugar con el público, pero sin involucrarlo mucho, porque busca otra inmersión, pero hacia sus propias concepciones. El resultado lo evalúa cada quien, mientras se lleva la experiencia resonando en los pensamientos alborotados.
En conclusión, Relación abierta es una experiencia teatral, a ratos inmersiva, pero que predispone a lxs espectadorxs a reconocerse en una situación afectiva conflictuada. En tiempos donde el arte suele virar al efectismo, se agradece encontrarse textos como el de Renzo Anglas que plantean premisas en las que se pone en cuestión los moldes sociales con que nos han educado sentimentalmente para repensarlos desde las ventanas de la ficción.