Escribe Gustavo Ochoa
El pasado sábado 11 de noviembre, Calente Producciones puso en escena tres obras de microteatro bajo el título de Teatro erótico por partida triple en un auditorio del hotel Selina en Miraflores. Crónicas de la Diversidad me extendió la invitación para asistir y estas son mis breves opiniones sobre la puesta.
En Condenado Drácula, presenciamos un peculiar talk show, con una dosis extra de la irreverencia habitual de este formato. Entre lxs panelistas, Séfora, Emperatriz del Averno, acusa a su consorte, el Conde Drácula, de no desearla más y de haberla reemplazado por Némesis, el burlón guardián de las pesadillas. La vampira le reclama furibunda por su nueva orientación sexual y porque ya no la muerde, pero Némesis esconde otra identidad e intenciones. El lenguaje televisivo, los gags, los vestuarios y maquillajes de imaginería de serie B, el uso saturado de las luces, sumados a las intervenciones del público que motiva un cómico presentador personaje, hacen de este episodio el más fantasioso y jocoso de los tres.
Los están viendo, quizás la obra de mayor tono erótico, rompe la cuarta pared con mayor osadía. Una pareja heterosexual ingresa en escena, entre besuqueos, muchas ganas de sexo y un disonante villancico de fondo. De pronto, notan la presencia del público en su espacio ficcional y esto desata un conflicto. Mientras él no sale del asombro, ella no muestra mayores reparos. Ante la imposibilidad de librarse de las miradas, ella quiere seguir y sacar mejor provecho de la situación, pero él tiene dudas. Con esta historia, se exploran, en clave de humor, las dinámicas sexuales entre jóvenes, sus conflictos e inseguridades, y la posibilidad de abrirse a nuevas experiencias.
Asfixia, la última puesta, reúne en un solo relato sexualidad adolescente y miedos, por lo que se encuentra más cercana al género del body horror que al erotismo per se. Dos amigos practican, desde la infancia hasta la adolescencia, un juego secreto a escondidas: besarse. Sin embargo, con el paso de los años, uno de ellos manifiesta fuertes temores de culpa y represión, y estos llegan a salirse de control hasta niveles terroríficos. Esta última historia explora, más allá del deseo homosexual, la imposibilidad de sentirlo en libertad. El dramaturgo genera, incluso, diálogos donde los protagonistas son conscientes de la libertad de otros para vivir su sexualidad, una libertad de la que ellos sí están privados. Es finalmente con el discurso del epílogo que el reparto pone énfasis en el mensaje reivindicativo ya evidente en el texto, un mensaje contra la homofobia.
En conclusión, se trata de tres obras de microteatro que, teniendo como premisa la experiencia erótica, abordan temas como los celos, o la conflictiva relación libertad-represión en las personas. El espacio, además, posibilita un visionado en el que se puede acudir en grupo y beber un trago mientras se especta y hasta participa de la performance escénica.