Lakita y los libros infantiles LGTBIQ

Por Julio Lossio Quichiz

El trabajo de Lakita se inscribe dentro de una tradición pero también es una novedad y un hito. 

La tradición es la de la literatura LGTBIQ peruana que desde siempre estuvo emparentada con la ruptura y con la política, desde su aparición como una corriente, a comienzos de los 60, alimentada por la emergencia de sectores populares en una Lima hasta hace poco oligarca y con aires aristocráticos. No es de extrañar que los que iniciaron esta corriente en 1961 hayan provenido de provincias: José María Arguedas, de Andahuaylas, con su personaje La Rosita en «El Sexto» y Oswaldo Reynoso, de Arequipa, con la pandilla de «Los inocentes» que experimenta en la calle impulsos homosexuales ubicuos. 

Luego de más de 50 años de literatura LGTBIQ en el Perú, la literatura infantil LGTBIQ aparece en el 2015 y 2016 con Lakita como una de sus principales impulsoras pero además es la que le da constancia lo que la convierte en un hito.  

Según el español Guillermo Soler Quiles en su artículo del 2015 sobre la representación de la diversidad afectivo sexual en la literatura infantil y juvenil de América Latina, las primeras manifestaciones literarias con personajes LGTBIQ dirigidas a los infantes no aparecen hasta finales del siglo XX pero se emparentan con una literatura que cuestiona los roles de género como «Ferdinando el toro» de 1936 en donde un toro de lidia prefiere disfrutar del aroma de las flores que pelear (hace poco se vio por aquí la película) o «La muñeca de Guillermo» de 1972 que muestra el deseo de un niño por conseguir una muñeca que su padre le niega u «Oliver Button es una nena» de 1979. Este último se hizo famoso en nuestro país cuando el grupo de Con mis hijos no te metas, que recién se había formado, lo descubrió en una Guía de educación sexual del Ministerio de Educación del año 2014 y no se detuvieron hasta que, con sus aliados en el Congreso, consiguieron sacar al Ministro Jaime Saavedra. Eso fue en el 2016, justo en el año en que volvemos a tener noticias de Lakita, luego que en el 2009 había roto esquemas con su cómic lésbico (pero esa es otra historia). 

En una perspectiva más amplia los libros infantiles de Lakita son parte también, de esta corriente universal de literatura infantil LGTBIQ (es decir una literatura en donde las ilustraciones son tan o más importantes que el texto) que registra sus antecedentes en 1979 cuando Jane Severance publica en Estados Unidos «Cuando Megan se fue», que es la historia de una niña que enfrenta la separación de sus dos madres. Es considerado el primer libro para niños en mostrar una relación homosexual.

En el 83 Jane Severance publica una historia sobre la diversidad de familias, «Muchas mamás» en la que retrata a una niña a la que la cuidan 4 mujeres: 

Muchas-mamás

En esos años, en el Perú, la literatura y el teatro eran los medios que habían servido para plantear el tema de la diversidad sexual y de género: En los 70 Edgard Guillén está muy activo, aparece Teatro del Sol, se publica Cartas a Antonio de César Moro, Vargas Llosa incluye personajes LGTBIQ en Conversación en la Catedral, luego en La Chunga, en Historia de Mayta… A mediados de los 80 la irrupción de VIH pone en el tapete las políticas dirigidas a las personas LGTBIQ, y se crea el Movimiento Homosexual de Lima (MHOL).

En el 89 aparece el primer libro infantil sobre un personaje con SIDA “Losing Uncle Tim”

En noviembre de 1990 se publica en Estados Unidos «Daddy’s roommate» de Michael Willhoite, un libro ilustrado para niños sobre un niño que vive con su padre divorciado y con su compañero.
Un libro que se hizo famoso tanto por los premios que recibió como por los intentos que hubo de parte de sectores conservadores en Estados Unidos por censurarlo.

Este es el primer libro infantil del que tenemos amplia noticia en el Perú, pero 23 años después de su publicación, recién en el 2013, cuando alguien cuelga la versión en alemán en Tumbler (por lo que se supuso mucho tiempo que era un libro alemán) y fue difundido por muchos activistas aquí en pleno debate sobre la Unión Civil, incluso el Diario Correo la publicó completa (sin portada) en su plataforma digital en el 2014. 

Para entonces ya la literatura infantil se había convertido en un boom en el mundo. Impulsada por activistas de derechos humanos y por pequeñas editoriales. Según Soler esta literatura ha tenido en sus inicios dos vertientes argumentales: una realista sobre familias que aceptan la diversidad, en donde predomina la pareja lésbica, y otra las historias fantásticas como aquellas de príncipes y princesas. Señalando que en América Latina predominan las primeras.

En México aparece el 2004 “Tengo una tía que no es monjita” en donde una niña descubre a su tía besándose con una mujer y le pregunta quién es y esta le dice que es su novia. “Una respuesta simple y afectiva que no problematiza ni oculta ninguna situación, por lo que la sobrina entiende la situación de un modo sencillo”. 

En el 2010 en Argentina la Editorial Librería de Mujeres Editoras publica «Mi vestido de lunares», en donde la relación de pareja no es lo importante sino es parte de una trama: una niña se ha propuesto encontrar una mariposa perdida en su casa, y para conseguirlo cuenta con la ayuda de sus dos madres: mamá Malena y mamá Sara. 

En el 2014 se publica en Chile un libro editado por el Movimiento de Liberación Homosexual con financiamiento estatal que tuvo mucha circulación virtual en el Perú “Nicolás tiene dos papás” en donde no hay una trama en el sentido literario sino la exposición de un hecho.

En el Perú en el 2015 la editorial El armario de Zoe publica «¿Camila tiene dos mamás?» de Vero Ferrari. Una historia realista de una niña que enfrenta la preocupación de su entorno por sus madres lesbianas. 

En el 2016 se incrementan los ataques antiderechos, logran la salida del Ministro de Educación y, como siempre ha ocurrido en el Perú, la respuesta de los artistas es más rápida que la de los políticos. 

Ese año volvimos a saber de Lakita, cuando publica virtualmente «El Príncipe Carolina” sobre una princesa que quiere ser niño. Se puede ver completa aquí

El mismo 2016 se hace conocido en Lima el libro “Simón el Topo” (de la española Carmen de Manuel, publicado el 2011) porque es representada en una puesta en escena con títeres en el conocido Teatro La Plaza de Larco Mar y en donde la voz protagónica la tiene Emmanuel Soriano (actor estrella del cine peruano con dos películas recientes: Django, en nombre del padre y Pantaleón y las visitadoras). 

En el 2017 sale publicado el libro impreso de Lakita “Dorita y el Dragón”, también perteneciente a la rama fantástica, editado por Paracaída Editores en su sello Caballito del Diablo. Que se presenta en la FIL 2017.

El 2017 es un año especial porque se presentan en la FIL otros dos libros infantiles que incluyen temas LGTBI. Uno es «Tu familia» publicado por la Editorial limeña Altazor, escrita por Luisa Fernanda Lindo (Lima, 1979) con ilustraciones de Daniel Maguiña (Lima, 1984) que no nos cuenta una historia sino es la representación gráfica de diferentes tipos de familia. 

 Y otro que se presenta en la FIL de ese año aunque para niños y niñas más grandes es “Sombras en el Arcoiris”, el primer libro producido por la importante editorial Fondo de Cultura Económica de México.

Este es el panorama en el que se inserta el nuevo libro que ayer presentó Lakita, «Claudio el Tritón», publicado por Diversa Cartonera y que confirma la constancia del trabajo de nuestra ilustradora en una escasísima producción editorial peruana sobre el tema y por lo tanto su importancia en los momentos que vivimos. 

En los videos pueden ver la entrevista que le hice a Lakita y la presentación del libro en el Colegio José Antonio Encinas en donde me hicieron el honor de invitarme a participar junto a Alesia Lund de Emma y yo y a María José Montezuma de Diversa Cartonera.

Aproveché para entrevistar a Lakita.
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