Oswaldo Reynoso, a pesar de ser un best- seller en Piura como en todo el país, nunca había sido invitado a esta ciudad para algún evento literario, en esta entrevista a causa de su primera visita, nos habla de política, de su ideología y del quehacer literario. Disfrútenla.
LV: Ya habías venido a Piura, pero no a la ciudad misma, sino a los alrededores.
OR: Sí.
LV: Y eres un escritor que tiene ya muchas décadas en el quehacer literario.
OR: Claro, no ha habido la oportunidad, pero el primer viaje que hice a Piura fue en la década del 60. Vine con Eleodoro Vargas Vicuña, de paso a Guayaquil.
LV: En la última semana recorrí las librerías de Piura, y puedo decirte que en todas tus dos primeros libros, Los Inocentes y En Octubre no hay milagros, están casi agotados. ¿Porqué ha demorado mucho tiempo para que puedas venir a la ciudad misma?
OR: No lo sé, no ha habido la oportunidad. Pero sí he estado en Sullana, en La Unión, en Bernal y en Catacaos ( lugares aledaños a la capital de la Región) . Pero en Piura, da la casualidad que siempre estuve de pasada. Es la primera vez que me voy a quedar dos o tres días acá.
LV: Podría decirse que algo así te sucede con la crítica oficial…
OR: Nunca tomo en cuenta la crítica, porque me parece que un escritor, un narrador, o un creador como es mi caso escribe simplemente porque le agrada.
LV: Hace algún tiempo fuiste criticado porque opinaste favorablemente de Abimael Guzmán.
OR: Sí, hubo una discusión sobre eso y se debe a la ignorancia de los que me criticaron. Porque hay que diferenciar el significado de dos términos: humanista y humanitario. El humanista es aquel entendido en las ciencias, letras y artes de la humanidad; el humanitario es el que hace el bien, el que se preocupa por el otro, por la sociedad. Refiriéndome a Abimael Guzmán dije que había sido mi amigo, que había hablado con él, y que él conocía bastante de literatura, que sabía de arte, que le gustaba la música, en fin, que era un humanista. Confundieron humanitario con humanista.
LV: ¿Eres un activista político?
OR: No, pues ser político es intervenir en el asunto público y ser miembro de un partido político. Yo no pertenezco a ningún partido político y nunca me ha interesado entrar a la cuestión pública. Solamente una vez entré, cuando me nombraron Presidente de la Comisión de Reforma del Aprendizaje del Lenguaje y de la Enseñanza de la Literatura.
LV: Ideológicamente, ¿te consideras un comunista?
OR: Un marxista.
LV: Vargas Llosa opinó sobre tu libro “En Octubre no hay milagros”, y dijo que habías logrado plasmar Lima como lo hizo Carlos Fuentes con México, ¿crees que Vargas Llosa, en la actualidad, opina poco o nada de tu obra por esa posición ideológica?
OR: No creo. Que opine o no opine es problema de él, no el mío.
LV: ¿Cómo un marxista puede elucubrar unos personajes con poca responsabilidad en sus historias?
OR: No tiene absolutamente nada que ver. Para mí, el marxismo es un instrumento para poder analizar el desarrollo de la sociedad humana. Y este instrumento fundamentalmente se basa en que la sociedad está impulsada por la lucha de clases, y que esta lucha de cierta forma se atenuará cuando el hombre comprenda que lo fundamental en la vida es vivir en el socialismo.
LV: Digo esto, porque si tú has leído algo del último Premio Nobel, el chino Mo Yan, él tiene personajes con ciertas responsabilidades dentro de la sociedad, que son más o menos ordenados, o no se permiten excesos, sin embargo tus personajes son desprejuiciados.
OR: Es que en realidad la vida no puede ser tan acartonada. Precisamente es por eso que yo no milito en ningún partido político, porque estos ponen la literatura al servicio de sus finalidades.
LV: Entonces, si es así, ¿cómo se manejaría tu literatura en un país socialista?
OR: Un país socialista, según yo, no es un país ordenado como una dictadura. Si no un país donde haya respeto, por la naturaleza y por el mismo hombre.
LV: El tema de “El escarabajo y el hombre” tiene el tema del escarabajo que del estiércol genera vida, no es un símbolo tan decente, ¿no?
OR: Sí, porque es el escarabajo pelotero y los egipcios lo consideraban su Dios, y la bolita de excremento para los egipcios era el Mundo. De tal manera, que el escarabajo siempre ha sido un elemento de simbología de diferentes culturas.
LV: ¿Cómo tomas el hecho de que a pesar de que en tus libros, mayormente, el leitmotiv sea la homosexualidad de algunos personajes, estos no se hayan convertido en un objeto de culto solamente de la comunidad homosexual, sino más bien son libros admirados por la comunidad en general?
OR: Porque para mí la homosexualidad es una forma de vivir. El problema es cuando la homosexualidad se lleva a la literatura de forma grosera.
LV: ¿Tu personaje de Don Manuel, “En Octubre no hay milagros”, está inspirado en el Presidente Prado?
OR: No. Se ha dicho, además, que Don Manuel es un homosexual que yo ridiculizo. Pero lo que no entienden es que “En Octubre no hay milagros” es una novela del poder. Y el poder se puede dar tanto en el mundo heterosexual como en el homosexual.
LV: ¿Sabes tú que UNICEF ha incluido, como prólogo en un informe sobre la prostitución infantil y juvenil en Uruguay, un párrafo de “En Octubre no hay milagros”?
OR: No, no sabía.
¿Qué párrafo es? (Se emociona, se le derrama un poco de agua del vaso que tiene en las manos)
LV: Ese párrafo en el que Don Manuel se levanta a Tito de una plaza de “La Victoria”, y con el que pretenden graficar cómo se da la prostitución en Uruguay, en nuestros países.
OR: Qué gratificante.
LV: Oswaldo, ¿qué de autobiográfico tienen tus libros?
OR: El escritor incluye en su obra su experiencia vital, su vida: sus relaciones familiares, laborales, sus amigos. Y por otro lado, también, su experiencia cultural: la que gana a través de la lectura, de la investigación. Ambas experiencias se juntan, pero hay escritores que le dan más importancia sólo a una de estas experiencias.
LV. ¿Y en tu caso cómo es?
OR: De las dos.
LV: Tu opinión sobre algunos de nuestros jóvenes escritores más difundidos ha sido drástica.
OR: Es que sus obras, una vez que uno las ha leído, se olvidan. Cuando el asunto de la buena literatura es que el libro cause impacto, que el libro sea una fuente de constante visita, para encontrar nuevas sensaciones, nuevas formas. Pero cuando se trata de la literatura lineal, construida en base a lo que enseñan en los talleres de literatura es basura.
LV: Pero tú, también, dictas clases en talleres.
OR: En mis talleres, yo no doy recetas de cocina, yo no les digo a las personas cómo deben escribir, cómo comenzar un cuento, cómo deben terminarlo. El verdadero escritor, el creador, eso debe descubrirlo a través de la lectura de los grandes escritores y cómo él, por el impulso de la creación, emplea esas técnicas, las estructura. Mi taller está centrado en la corrección, creo que la verdadera inspiración se logra corrigiendo.