Lo que no se dice. Reseña de Las mejores familias (2020), una película de Javier Fuentes León

Portada Las mejores familias

Escribe: Sophia Gómez Cardeña

¿Qué es lo que conforma una familia? ¿Los lazos de sangre? ¿La posibilidad de guardar secretos y saber cuándo revelarlos?

Las mejores familias (2020), tercer largometraje de Javier Fuentes León, es una comedia que aborda vida e intimidades de dos familias adineradas, en una sociedad clasista, racista y homofóbica. Ambientada en el contexto social de Lima contemporánea (aunque podría representar perfectamente otras latitudes de Lationamérica), la historia gira en torno a la revelación de un secreto, en el contexto de un almuerzo familiar. Alicia (Grapa Paola) celebra su cumpleaños con un gran almuerzo, al que invita también a la aristocrática familia de al lado, encabezada por su gran amiga Carmen (Gracia Olayo). La cereza del pastel en esta celebración es el hijo de Alicia, quien llega de viaje desde España. La alegría de la familia no solo recae en la visita del hijo querido, sino en la novedad que trae consigo: viene acompañado de su novia española, cuando durante toda su vida se había reconocido como gay.

Pero también podríamos plantear la trama desde otro ángulo. Hagamos ese ejercicio. Las mejores familias es la historia de Peta (Gabriela Velázquez) y Luzmila (Tatiana Astengo), dos hermanas trabajadoras del hogar que atraviesan la ciudad cada fin de semana hasta llegar a San Isidro, lugar donde se ubican las dos casas vecinas en las que trabajan. Ellas han acompañado a las familias de Alicia y Carmen, las amigas que prácticamente han crecido juntas, durante muchos años: la madre de Peta y Luzmila también trabajó en la misma casa que sus hijas, pero atendiendo a la generación anterior. El cumpleaños de Alicia y la llegada de su hijo, celebraciones que no deberían traer mayores sorpresas, ocasionan lo inesperado: un secreto familiar, cuidadosamente guardado por décadas, está a punto de revelarse. Y Luzmila ve, en este hecho fortuito, una oportunidad para recuperar parte de su pasado.

La propuesta de Fuentes León permite hacer esta doble lectura, ya que su película busca representar una dualidad de opuestos (aristocracia limeña vs clase trabajadora), que no lo son tanto. Esta distancia se acorta por los vínculos que ambos grupos crean entre sí, siendo imposible de negar ciertas materialidades que sí permanecen: el racismo y la imposición de mandatos para los que están en una situación de menor poder. Pero, ¿quiénes son estos grupos en la película?  Es interesante la manera en la que Fuentes León aborda esta arista: Las mejores familias, en el fondo, problematiza la idea de quién es el “otro”, el subordinado al poder, el que es motivo de burla, desprecio o censura. Y este otro pueden ser tanto las trabajadoras del hogar, los hombres gays de la familia, la novia extranjera, la hija feminista, la abuela que fuma marihuana o los manifestantes de una marcha.  Es decir, ese “otro” puede estar al centro de la propia familia.

Ante esta complejidad, es importante remarcar un aspecto: la historia se narra en clave de comedia. Este es uno de los retos más grandes del film y también uno de los aciertos más importantes.  Son pocas las películas en nuestro país que buscan tocar temas como el clasismo y racismo desde la comedia, con el objetivo de propiciar una reflexión y no aleccionar al espectador desde un estandarte moral.  Y Las mejores familias apuesta por eso. A través de una propuesta que coquetea con el formato de telenovela, que juega con situaciones absurdas y que crea personajes que se desmarcan de estereotipos (el trabajo de la primera actriz Sonia Seminario, como la madre de Carmen, es un gran ejemplo), el film utiliza el humor como un recurso que, probablemente, propiciará que les espectadores se pregunten sobre las desigualdades sociales en las que han crecido y que replican.

Otra dualidad interesante es la de la casa, que representa, en el fondo, la idea de hogar. Existe la casa de Luzmila y Peta, habitada solo por mujeres y ubicada en una zona de clase media baja en Lima Metropolitana. Está también las casas de Alicia y Carmen, conformadas por amplios jardines, muchas habitaciones y distintas salas de estar, lo que favorece una soledad de sus integrantes. Pero también está la casita de juegos: un espacio intermedio entre las dos casas aristocráticas, a través del cual se comunican, en un sentido literal y metafórico, ambas familias. Es esta casita la que concentra las claves del secreto: una zona liberada de los convencionalismos e impregnada del pasado. Será también esta casita en la que las familias enfrentarán la batalla que les toca enfrentar a partir del levantamiento del secreto.

Un último aspecto para resaltar es el rol de las mujeres en la historia. Las mejores familias es, sin duda, una película retadora en su realización por el alto número de personajes. Pero, dentro de esta amplitud de roles, hay una propuesta clara: colocar a las mujeres y, en menor medida, a la diversidad sexual como foco de la trama, como disparadoras de la acción.  Una vuelta de tuerca más interesante aún: tanto los dúos de mujeres (Alicia – Carmen,  Peta – Luzmila, madre de Carmen – madre de Luzmila, Merche – Luzmila) como los personajes de la diversidad sexual (la pareja homosexual y el hijo de Alicia) presentan contradicciones, incipientes matices, que suavizan el estilo caricaturesco propio de la telenovela.

Además, es elocuente que el humor repose, sobre todo, en los personajes femeninos mayores (Alicia, Carmen y su madre) y subalternos (Luzmila y Peta). Los personajes de la diversidad sexual aportan otro matiz: abogan por la aceptación de la homosexualidad por parte de sus familias, pero cuestionan la bisexualidad del hijo recién llegado, lo que devela las tensiones que hay dentro de la propia comunidad para reconocer y validar las orientaciones sexuales de algunos de sus integrantes. 

Finalmente, al término de la película, emerge otro matiz. Después del desenlace, el título “Las mejores familias” adquiere un nuevo significado: son aquellos grupos que, una vez atravesados los secretos y terminadas las batallas, continúan compartiendo juntos la misma mesa.

*Las mejores familias es una película candidata a los Premios GIO 2021, premios que otorga Crónicas de la Diversidad a las películas presentadas en el 25 Festival de Cine de Lima (que va del 19 al 29 de agosto) que mejor representan a la comunidad LTGBIQ+. 

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